lunes, 25 de noviembre de 2013

El prisma de la conversación.

"Una representación viviente de los Medios sociales y de cómo evoluciona a medida que los nuevos servicios y canales de conversación surgen, se fusionan y se disipan."



Redes sociales y blogs absorben ya el 22% del tiempo que pasamos conectados a Internet, un total de 110.000 millones de minutos al mes en EEUU, Brasil, Europa Occidental, Australia y Japón, y su audiencia ha aumentado un 24% en el último año, según un informe de NielsenWire.
El fenómeno de los medios sociales o socialmedia está experimentando una auténtica explosión de usuarios, hasta el punto de que tres de los 10 sitios más visitados de Internet son redes sociales (Facebook, YouTube y Wikipedia). Y la proporción de internautas que participa en redes sociales o accede a blogs y microblogs como Twitter, por ejemplo, es muy alta en Brasil, con un 86%, Italia (78%) y España (77%).
En el caso particular de Facebook, donde tiene mayor aceptación es en Italia, con un alcance del 66% de los usuarios; seguido de Australia, con el 63%; EEUU y Reino Unido, ambos países con el 62%, y Francia y España, con el 57% cada uno. Contrasta Japón, donde Facebook sólo cuenta con un 3% de seguidores.


domingo, 29 de septiembre de 2013

Un mundo desbocado

En Un Mundo Desbocado, el autor sintetiza en cinco aspectos principales los efectos de la globalización en la vida del ser humano (globalización, riesgo, tradición, familia y democracia). De modo didáctico privilegia  un conjunto de factores  -para el autor- determinantes en los continuos y trascendentales cambios que la humanidad viene afrontando,  como sociedad y como individuo.  La necesidad de estos cambios se sustenta en el hecho de continuar en su interminable proceso de apertura a los nuevos acontecimientos, todos ellos  relacionados con los avances de la ciencia, la tecnología y el pensamiento racional.

Podemos definir a la incertidumbre como toda situación incapaz de predecir el desenlace único de un evento y por consiguiente, procura la generación de un abanico de probabilidades a tomar en cuenta ante determinado hecho. A estas probabilidades, resulta oportuno sumarle otras aún menos predecibles como el riesgo de lo inesperado, acrecentando a un más la sensación de inseguridad e inestabilidad (emocional, económica, política, social), frente a un evento o situación.

A mi entender, la globalización produce el efecto de incertidumbre en los cinco  aspectos que el autor determina en el texto. Entiende a la globalización como el fin del Estado-Nación, e introduce el concepto de las instituciones concha, como aquellas que mantienen su denominación, pero que han alterado su composición y forma de interpretarse ante la sociedad, es decir se encuentran en un trance de continuo cambio ante las nuevas modalidades de decisión, progresivas e interminables.
Es esa manifestación de cambio y la determinante influencia de los avances tecnológicos y científicos, basados en la previa concepción de la razón como camino al futuro, lo que actúa sobre el cambio o evolución de conceptos concluyentes para la comprensión y la permanencia de las sociedades como posibilidad de vivir, o sobrevivir en muchos casos.


jueves, 26 de septiembre de 2013

La globalización de la identidad


Como ya lo hemos manifestado previamente, la globalización se hace evidente en una sociedad caracterizada por la modernidad, donde las exigencias que se formulan al individuo son naturalmente mucho más complejas que en una sociedad tradicional, lo que también se expresa en el caso de la identidad. Para el criterio de Mehranian (1983) el hombre de la sociedad moderna enfrenta tres conjuntos de identidades que se complementan y compiten entre sí:
1. Identidad primordial: Incluye las fuentes básicas de identidad; esto es, raza, sexo, edad, idioma y cultura
2. Identidad de status: Derivada de la clase social y el status profesional.
3. Identidad civil: Involucra abstracciones ideológico - políticas globales que definen el status civil como ciudadano.
En la sociedad contemporánea los medios de comunicación, y especialmente la televisión tienen una particular influencia sobre la identidad nacional. A nuestro entender y tal como lo hemos manifestado en un trabajo previo (La Rosa, 1996), esta ingerencia es tanto mayor por cuanto la sociedad otorga un rol de creciente significación a las actividades de comunicación e información, tal como puede colegirse del rango que ocupa actualmente entre las actividades de producción y servicios.
La Comisión Internacional sobre Problemas de Comunicación (1980) encuentra una marcada interdependencia entre cultura, comunicación e identidad nacional, enfatizando en que millones de seres en todo el mundo tienen como « menú » diario a los medios de comunicación, que modelan su experiencia cultural, y tienen tanta mayor importancia por cuanto no solamente transmiten cultura; sino que crean su propio contenido. Insiste sobre el particular, en la amenaza que para la identidad revisten las influencias de patrones culturales ajenos, que implican tanto un sistema de normas y valores como modalidades de comportamiento funcionales a éstos.
Ahora bien, en la época de la globalización de las comunicaciones se va configurando una identidad sustancialmente distinta, donde lo foráneo, lo transnacional, se engarza íntimamente con lo propio. Se estructura así una identidad, caracterizada por el sincretismo que reúne ciertos rasgos homogéneos a nivel internacional, unidos con algunos rasgos locales. Y ello es explicable en parte por la circunstancia de estar sometidos a estímulos similares provenientes de los mass media y por otra parte a que en el propio contexto se enfrentan con paisajes urbanos similares, con estilos arquitectónicos estandarizados, centros comerciales, supermercados, grandes paneles comerciales, etc.
Ya no puede hablarse ahora en forma demasiado simplista acerca de lo que los antropólogos denominaron hace varias décadas préstamos culturales, puesto que si hacemos un recuento de lo sucedido en los últimos años, nos encontramos con que prácticamente todas las sociedades “debemos” culturalmente un sinnúmero de elementos que no son atributos exclusivos de alguna otra sino que realmente pertenecen a un mundo globalizado Esta situación puede explicarse partiendo del principio homeostático según el cual toda cultura para mantener su equilibrio, realiza intercambios con las culturas con las que interactúa.
En consonancia con lo anteriormente citado, estimamos que en la era de la aldea global la identidad supondría:
1. Identificación con los patrones culturales de la modernidad difundidos a través de los medios masivos, y que son propios de una sociedad sin fronteras donde se mantienen en vigencia criterios normativo-valorativos relativamente homogéneos.
2. Percepción de sujeto colectivo (mundo) Cada vez más el ser humano se siente parte de la sociedad planetaria, de una comunidad muy amplia donde se comparten cualidades comunes, saberes y quehaceres que condicionan su integración; contribuyendo a solidificar la cohesión con este conglomerado mundial. Ello se explicaría en líneas generales por el debilitamiento del estado-nación y el fortalecimiento del estado-mundo.
3. Aceptación de la influencia del grupo de referencia: Esto es, el individuo admite la influencia de los patrones normativos homogenizados a escala planetaria, que observa como elementos relativamente constantes de su existencia en una sociedad moderna, que cuenta con los medios de comunicación como variable fundamental para la difusión del pensamiento y de los patrones culturales.
Estos rasgos, que por cierto se pueden observar en quienes están plenamente integrados a la modernidad, y especialmente entre los jóvenes de las grandes urbes, constituye aquella identidad globalizada, que los hace similares a sus pares de otras sociedades, por más distantes que éstas se encuentren; lo que no deja de lado por cierto que posean peculiaridades ligadas con su entorno sociocultural propio. A nuestro entender esto significa que no desaparece la identidad nacional, pero en todo caso supone que se transforma involucrando necesariamente estos rasgos globalizados.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Superficiales ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes?

Superficiales propone contestar a la pregunta formulada en el subtítulo: ¿Qué está haciendo Internetcon nuestras mentes?. La pregunta es muy amplia y extensible incluso a la idea de si la Web está modificando físicamente nuestros cerebros. ¿Nos está cambiando a nosotros, los que vivimos en este mundo digital sobrevenido? Y más concretamente: a pesar del optimismo tecnológico reinante, ¿no nos estará volviendo más tontos, superficiales, banales, conformistas o acríticos?

Sirviendo a esta honradez, a Carr no le duelen prendas en citar extensamente trabajos de otros estudiosos que rebaten, o incluso ridiculizan, su tesis de nuestro embrutecimiento colectivo a manos de las tecnologías digitales. Como Steven Johnson, que en 2005 publicaba Everything is Bad for You, donde pone en solfa la postura del «moralista» en esta nueva edición del eterno debate entre entusiastas y detractores, robots contra ludditas, que sigue a toda gran innovación tecnológica: este cacharro, ¿es bueno o malo? ¿Nos mejora o nos empeora? Johnson comparaba la «extensa y torrencial actividad detectada en los cerebros de los usuarios de ordenadores con la actividad mucho más serena que se veía en los cerebros de los lectores de libros impresos», los que se formaron en la quietud de las viejas y polvorientas bibliotecas. La comparación le llevaba a sugerir que el uso del ordenador genera una estimulación mental mucho más intensa que la lectura de libros tradicionales.

Lo que no hacemos cuando estamos conectados a Internet también entraña consecuencias neurológicas. Así como las neuronas cuyas sinapsis están unidas permanecen unidas, aquellas cuyas sinapsis no lo están, no. Mientras el tiempo que pasamos buceando en la Red supere de largo el que pasamos leyendo libros, en tanto que el tiempo dedicado a intercambiar mensajes medibles en bits exceda grandemente al tiempo que pasamos redactando párrafos, a medida que el tiempo empleado en saltar de un vínculo a otro sobrepase con mucho al tiempo que dedicamos a la meditación y la contemplación en calma, los circuitos que sostenían los antiguos propósitos y funciones intelectuales se debilitarán hasta desmoronarse. El cerebro recicla las neuronas en desuso y dedica sus sinapsis a otras tareas, más urgentes, que se le encomiendan. Adquirimos nuevas habilidades y perspectivas en detrimento de las viejas.

Filosofía de la complementariedad y la descripción objetiva de la naturaleza.

En este texto se aborda la descripción de la naturaleza desde un punto de vista objetivo.  En la observación debe haber una interacción entre el sujeto y el objeto. Desde Galileo hasta Einstein había un ideal descriptivo clásico “Consistía en la determinación del estado cinemático-dinámico de los sistemas físicos, o si se prefiere, en la especificación del modo de coordinación espacio-temporal junto con la variación de su momento y energía como consecuencia de la interacción de dichos sistemas entre sí”. Esto se resumía en la relación, espacio-temporal-causal. Y se daba dentro de sistemas cerrados, donde factores como la luz, no eran tomados en cuenta para la descripción. La observación científica objetiva del mundo es darla tal cual es sin la intervención del sujeto observador. La física clásica es una idealización en la que el estado del sistema observado puede ser descrito como un sistema aislado o cerrado. Con la aparición de la teoría cuántica el sujeto ya no es sólo espectador, sino es actor-espectador.
En 1913 Niehls Bhor expone su modelo cuántico del átomo con dos postulados principales: Un sistema atómico posee un número infinito de estados posibles y emite o absorbe energía discontinuamente cuando pasa de unos estados estacionarios a otros. Con esto el ideal descriptivo objetivo cambia, ya que se afirma que no se debe dejar de lado la interacción del objeto y el instrumento de medida. Borh mantuvo una tesis básica: “Renunciar a una descripción causal en el espacio y en el tiempo”.  Bohr explicaba que para medir con precisión la localización en el espacio de un objeto, debe conocerse igualmente con precisión la del aparato de medida, pero ello exige que dicho aparato esté rígidamente unido a la estructura. Con la teoría cuántica la perturbación causada por la medida no puede ser determinada, por lo que el objeto ya no es un sistema cerrado es un sistema abierto.
En 1905 Einstein propone que la luz interactúa con los electrones de la materia, de ahí surge la necesidad de hacer combatibles la onda y la partícula, es decir la luz posee propiedades de ondulatorias y propiedades de las partículas. En la física clásica  existen diferencias entre onda y partícula, una partícula ocupa un lugar en el espacio y tiene masa mientras que una onda no tiene masa y se extiende en el espacio tenido una velocidad definida.  Borh no aceptó lo que postulaba Einstein.
En 1927 Bohr utiliza el término de complementariedad para referirse tanto a la descripción causal en el espacio-tiempo como a la dualidad onda-partícula. Los aspectos complementarios son los aspectos de los fenómenos que se excluyen mutuamente, peronecesarios para una descripción completa. En la teoría clásica conceptos como espacio, tiempo, onda, partícula se emplean por separado,  en la teoría cuántica no pueda decidirse si la luz y la materia son de naturaleza continua o discontinua.
Bohr hizo una propuesta: la objetividad se define como “comunicación sin ambigüedad. La física es objetiva si proporciona información inequívoca, lo que a su vez exige el uso de conceptos bien definidos. Y puesto que la filosofía de la complementariedad delimita el ámbito en el que los conceptos clásicos pueden estar bien definidos, esta filosofía se presenta como el marco conceptual teórico en el que es posible obtener descripciones objetivas tras la introducción del postulado cuántico”. La objetividad se ha definido como comunicación sin ambigüedad en base al uso de conceptos bien definidos.
En conclusión podemos notar que en la física clásica todo se observaba como un sistema cerrado, sin tomar en cuenta el exterior, lo que cambio con la física cuántica donde los sistemas son abiertos. La descripción ya no será totalmente objetiva dependerá de diversos factores del exterior.  Los conceptos ya no se explican por sí solos, sino que se complementan con otros. La objetividad se podrá dar siempre y cuando se use  comunicación con conceptos bien definidos, por ejemplo, la nota periodística, ésta se deberá redactar de acuerdo a lo que paso utilizando un lenguaje claro y sin poner la opinión del autor.
La física clásica aporto ideales, que la física cuántica retomó, pero posteriormente refuto. Ya no existían conceptos aislados sino que los conceptos se referían a fenómenos  El mundo ya no se representa en términos absolutos, sino ya interfieren factores como el contexto, no lo que da pauta a la subjetividad. Por ejemplo no podemos decir que una persona es buena o mala, esto  dependerá de lo que haya vivido, de su carácter, su educación, etc., en según la situación actuará diferente.

jueves, 5 de septiembre de 2013

El mapa no es el territorio.

Esta frase nos hace ver que nuestra visión del mundo, no es el mundo, que la realidad que percibimos no es la realidad, que la razón que defendemos como única y verdadera, solo es única y verdadera para nosotros. Que el territorio es muy amplio y nosotros solo cogemos una pequeña parte de el, aquella que se adecua a nuestro mapa, aquella que encaja con nuestros valores, creencias, aquella que nos hace permanecer dentro de nuestro espacio de comodidad.
El “mapa” es una representación de la realidad, es un dibujo más o menos definido, más o menos completo o detallado, más o menos real del territorio, nunca la realidad en si misma.
Para entender esto hemos de conocer el proceso de percepción que se produce desde el momento que percibimos algo hasta que lo procesamos, y darnos cuenta que cada uno de nosotros tiene un mapa diferente, con similitudes y siempre diferente.